miércoles, 18 de noviembre de 2015

Aguafuertes Porteñas

    Roberto Artl hizo un mito del trabajo de escribir, desarrollando pareja e intensivamente su obra literaria y periodística.
    En 1927 ingresa como cronista policial en el diario "Crítica" y en 1928 como redactor del diario "El Mundo", allí aparecen sus cuentos "El jorobadito" y "Pequeños propietarios" y escribe, con mucho éxito, una sección fija denominada Aguafuertes Porteñas.
    El triunfo periodístico de esta sección es fácil de explicar. El hombre común, el pequeño y pequeñísimo burgués de las calles de Buenos Aires, el oficinista, el dueño de un negocio raído, el enorme porcentaje de amargos y descreídos podían leer sus propios pensamientos, sus tristezas, sus ilusiones pálidas, adivinadas y dichas en su lenguaje de todos los días. Además, el cinismo que ellos sentían sin atreverse a confesión; y, más allá, intuían nebulosamente el talento de quien les estaba contando sus propias vidas, con una sonrisa burlona pero que podía creerse cómplice. La primera compilación de estas notas aparece publicada en 1933 con el título de Aguafuertes porteñas.
    El origen del título tiene parentesco pictórico y se refiere a las pequeñas estampas grabadas que alcanzaron ya gran difusión en la época de Durero y Rembrandt, en la de Goya y en la de los expresionistas alemenes. Artl tiene la intención de mostrar una realidad fragmentada y de reproducir a modo fotográfico, un momento concreto.




   Eric Sosa, alumno de 6 III (Ciencias Naturales) del CEP nos hace llegar su lectura de un Aguafuerte titulado Soliloquio del solterón.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario!